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Una medida de encantamiento

Danilo Santos de Miranda

Director Regional del SESC São Paulo

“...que la importancia de una cosa no se puede medir con una cinta métrica o con balanzas o barómetros, etc. Que la importancia de una cosa hay que medir por el encantamiento que nos produce en nosotros.” (1)

Manoel de Barros

El sentido de encantamiento que Manoel de Barros menciona en su poesía, cuando se transpone al campo de la apreciación artística, inspira una medida crítica para evaluar la calidad de nuestras impresiones ante la obra de arte. Esta medida requiere un tiempo dedicado a la contemplación, momento esencial para que la obra pueda existir más allá de sus límites y para que consiga refugio en nuestra memoria sensible, por encantamiento o apatía, dejando un rastro de esta experiencia.

A través de la mirada del artista, invadimos los campos de colores, formas inusuales, diferentes ángulos, paletas que coloren nuestra vida cotidiana y nos hacen cómplices de un imaginario antes reservado al universo de aquellos que conciben los modos de expresión, que simbólicamente representan maneras de ver e interpretar el mundo.

El artista naif presenta relatos originarios de una percepción sofisticada de su cultura y transforma el espacio en blanco de la tela en representaciones de las matrices de sus creencias, fiestas populares, escenas cotidianas y las variables temáticas de las que se apropia este arte. Registra su visión y poética acerca de las tradiciones y las contradicciones y de los territorios que transitan entre lo rural y la adquisición de lo urbano, debido a los cambios sociales y los contornos geográficos de la zona donde se vive.

La riqueza de esta producción, y su aparente simplicidad formal, mantiene viva sus tradiciones expresivas. Estas características hacen del tema del arte naif sujeto de interés de algunos artistas contemporáneos, colaborando para diversificar el panorama actual, con la fusión o invasión de territorios consagrados del que hacer artístico.

En el mismo momento que la Bienal Naifs de Brasil llega a su décima primera edición, ha llegado la hora de mirar hacia el pasado con el fin de ampliar la percepción del camino recorrido en su desarrollo a lo largo de trayecto, para actualizar el contexto de su realización y orientar las acciones futuras.

La primera iniciativa del SESC en presentar una exposición de arte naif formaba parte del proyecto Escenas de la Cultura “caipira”, que tuvo lugar entre 1986 y 1988. Posteriormente, la exposición se ha mantenido de forma independiente, y en 1991, se hizo más visible. Desde 1992, su realización se ha convertido en bienal y fue nombrada como Muestra Internacional de Arte Ingenua y Primitiva. Este año, la muestra recibió el premio al Mejor Evento de Artes Visuales del Interior del Estado, otorgado por la APCA Asociación Paulista de Críticos de Arte.

A partir de 2004, la curaduría de la bienal se la deben plantear los críticos convocados, dando paso a un formato que proporcionó un cambio significativo en su diseño, añadiendo una sala especial y abrigando obras de artistas contemporáneos. Esta propuesta ha permitido diferentes enfoques, relaciones y lecturas sobre la producción de arte naif y ha estimulado el diálogo acerca de esta expresión artística en el contexto actual. Por lo tanto, esta producción con inspiración popular ha intervenido, en las últimas cuatro ediciones, con el universo de los artistas contemporáneos.

En su décima primera edición, la Bienal Naifs de Brasil busca mejorar el diálogo y el acercamiento entre la producción de origen popular y el arte contemporáneo. Desde esta perspectiva, el diseño curatorial concebido por Kiki Mazzucchelli, y la expografía de la muestra, ejecutada por Ana Paula Pontes, actúan en consonancia, presentando un cambio significativo, por lo que permite que se rompan y coexistan en el mismo entorno a los límites del espacio físico entre los premiados, los seleccionados y participantes de la sala especial. Esta desestructura de los compartimentos físicos establece que las obras presentadas se compartan con el público de una manera sin precedentes en la historia de la bienal.

Al abrigar obras de concepción popular que se oponen o dialogan con las manifestaciones contemporáneas, el SESC reafirma los criterios de pluralidad y democratización que orientan sus acciones socioculturales, un estímulo para la reconstrucción de relaciones e intersecciones en el ámbito de las artes.

Frente a las obras de la décima primera Bienal Naifs de Brasil, volvemos al poeta Manoel de Barros, para que así sea el encantamiento que se produce en nosotros la medida para nuevos encuentros con el arte, lo que nos conmueve de forma variable en intensidad, en un proceso que no se agota nunca, por ser parte de la experiencia y del desarrollo humano.

 

1 Poema "Sobre importâncias", Manoel de Barros. In Memórias inventadas: a segunda infância, editorial Planeta, São Paulo, 2006.