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Una reflexión sobre la Bienal Naïfs de Brasil

Edna Matosinho de Pontes

Coleccionista, investigadora y galerista

La terminología que se utiliza para definir este tipo de arte presentada en la exposición es amplia y se ha tratado en muchos otros textos escritos para bienales anteriores. El arte “ingenuo”, “inherente”, “primitivo”, “popular”, por lo general figura entre diversas formas de designación.

El término naif se refiere a la ingenuidad. La discusión que se implica repetidamente suele girar en torno a si es conveniente o no designar así esta bienal tan importante por su singularidad, cuyo principal objetivo es el de hacer espacio para divulgar las obras de artistas no eruditos.

Abordó muy bien la cuestión Olívio Tavares de Araújo, cuando ha sido comisario de la sala especial de la Bienal Naifs de Brasil en 2008, al decir: “En la práctica, sobre todo por la influencia en Europa del Este, donde este tipo de arte existe en grandes cantidades; el título naif a menudo se aplica a artistas menos contundentes... Conocen distintos procedimientos técnicos eruditos, saben muy bien dibujar y mezclar los colores para crear degradados agradables en sus paisajes...”. Es exactamente cuando se toma en cuenta esta definición y se enmarca el “naif” dentro de una perspectiva técnica específica que se debe cuestionar este nombramiento.

No existe propiamente un consenso acerca de la terminología que mejor se aplica. El término “primitivo” suele integrar un juicio de valor negativo que lo deprecia. El término “inherente”, que equivale a espontáneo, aunque en muchos aspectos puede considerarse como adecuado, poco se lo conoce y utiliza. La tendencia que se observa en la actualidad es utilizar el nombre “arte popular” para describir la producción artística no erudita. Esto no quiere decir que sea la mejor definición, pero es la que especifica con mayor precisión el tipo de arte a la que nos referimos, por lo que su uso se adoptó como el convencional.

La concepción del arte popular como la expresión viva de la creatividad del alma de nuestro pueblo y que, por medio de su fantasía, reinventa la realidad a su manera, ha orientado nuestro trabajo como jueces de la Bienal de 2012.

Fue una gran satisfacción poder trabajar con un grupo heterogéneo en cuanto a experiencia profesional, pero que funcionó como un verdadero equipo. La selección de obras se llevó a cabo de manera cuidadosa, reflexiva y democrática. Algunas normas han sido acordadas en la elección de obras a exponer. Tomamos en cuenta la experiencia y la formación de los artistas. Tratamos de evitar la inclusión de obras de artistas que han tenido la influencia de una formación artística específica o cuya obra retrata situaciones no acordes con sus condiciones de vida. Para ello se analizó también sus biografías.

La iniciativa del SESC en valorar y promover este tipo de producción a cada bienal que se repite desde hace varios años es realmente encomiable. Son pocas las oportunidades que tiene el artista popular de llamar tanta atención y ganar espacio para mostrar su trabajo. Normalmente se excluyen de la exposición del circuito del arte — y, por lo tanto, su trabajo suele subvalorarse.

Esta vez se presentaron 536 obras (cada artista con dos en competencia), en representación de veinte estados de Brasil. Tuvimos una serie de temas muy comunes en el arte popular: paisajes urbanos y rurales, festivales populares (típicos y religiosos), escenas de la vida cotidiana, representaciones de problemas actuales. Buscamos a considerar, además de la maestría de la realización, la sensibilidad y la sinceridad del planteamiento, la originalidad, y de igual modo subrayamos el uso de técnicas y materiales presentes en esta exposición.

La gran mayoría de las obras enviadas se compone de pinturas en óleo o acrílico. Grabados en madera, obras tridimensionales en cerámica y piedra han sido poco frecuentes, además se observó pocas esculturas en madera, las cuales representan bien en el universo del artista popular.

La representación de la memoria de un tiempo que ha pasado es parte de la experiencia de las personas mayores, que han vivido esa época. En esta ocasión, por ejemplo, vimos belleza, sensibilidad y sinceridad en el trabajo de Maria Caldeira Bochini, artista de 82 años. En la obra, notamos la sobriedad nostálgica, la economía de colores y la ausencia de detalles superfluos. No es de ninguna manera un retrato ablandado y adornado innecesariamente.

La excepción en cuanto a obra tridimensional es una cabeza impresionante hecha de hierro por Evandro Soares. Demuestra originalidad, habilidad, ingenio e incluye el movimiento a través de un sencillo mecanismo que hace girar a una hélice. Es un trabajo que sugiere el esfuerzo y la perseverancia en la detallada realización.

A diferencia de otras ocasiones, donde había un espacio separado para sala especial diseñado por el comisario, la comisaria Kiki Mazzuccheli decidió exponer igualmente en el mismo espacio obras contemporáneas, lado a lado con el arte popular. Esto refleja y refuerza el valor de la producción de los artistas populares, la marca registrada de la bienal de Piracicaba.

La Galería Pontes, dirigida por mí, promovió en 2009 la exposición Mecánica Inexacta, mirando hacia el diálogo entre el arte popular y el arte contemporáneo, comisariada por Jacopo Crivelli Visconti. Esta exposición puso de manifiesto que este diálogo es posible y tiene una fluidez que surge de forma natural. En el texto escrito para la exposición, Crivelli Visconti dice “... de la necesidad de reconstruir la fractura, reciente e innecesaria, que divide a la práctica artística en mundos apartados, que a su vez deberían abordar y entender una vez más, así, de otra manera. De la convicción de que es saludable y deseable la proximidad de diferentes obras y pensamientos, es lo que da forma y define el espíritu de una nación, una cultura... en fin, del deseo de una convivencia más frecuente de un intercambio fructífero y constante de ideas...” Son proposiciones que comparto por completo.

A pesar de la alta representación de los estados brasileños en esta 11ª Bienal Naifs de Brasil, hago aquí un pequeño comentario — pensando en próximas bienales: cuánto sería gratificante en términos de diversidad de técnicas y uso de materiales, un presencia geográfica más amplia con la inclusión y el aumento de la cantidad de obras de estados ricos en producción de arte popular, especialmente los del noreste.