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Volver a la frescura creativa

Paulo Klein

AICA Association Internationale des Critiques D’Art

ABCA Associação Brasileira de Críticos de Arte

“... la luna reina sobre los artistas que no necesitan academizar.”

Carlos Drummond de Andrade

en “Teimosia da Imaginação”, de Germana de Monte-Mor
“Debería haber aprendido a conducir un coche, pero decidí pintar cuadros.”

Aurelino dos Santos, pintor popular, Salvador-BA

El camino que lleva a esta Bienal Naifs de Brasil, en su 11ª edición, comienza en los años 1980 con exposiciones que, con pequeñas variaciones en el título, llegan a 1992 (en la sexta edición) como “Arte Ingenuo y Primitivo — Muestra Internacional”, siempre con base en el SESC Piracicaba, pero a veces se extiende a la agradable ciudad del interior de São Paulo. A continuación, la muestra pasó a tener lugar cada dos años, recibiendo el nombre de “Bienal Naifs”, una marca que ya se reconoce tanto en Brasil como internacionalmente.

Primero como un evento anual, y luego como bienal, ha sido coordinado durante años por Antonio do Nascimento, quien extendió gradualmente su pasión por el segmento, articuló e invitó a los artistas y críticos de arte que tenían en estas ocasiones la oportunidad de mantener contacto con una producción tan específica y desarticulada, a menudo periférica o provincial, que mezclaba naifs ablandados, bruts domesticados y primitivistas de varias generaciones. Contando inicialmente con un formato de muestra competitiva, en cierto momento pasó a presentar salas especiales de artistas invitados.

Este formato se prolongó hasta 2004, cuando — invitados a realizar la curaduría de la séptima edición del evento — nos propusimos a mantener el segmento competitivo, ya que permitía visibilidad y circulación de los productores de este arte, pero iba acompañado de una muestra reflexiva que promoviera la discusión y la interacción con otros sectores de las artes, independientemente de sus designaciones — arte popular, mestizo, periférico, no erudito, ingenuo, inherente, naif, contemporáneo, entre otras posibilidades.

Volver a la Bienal Naifs, ocho años más tarde, formando parte del jurado para la selección y premiación nos permite algunas reflexiones. En primer lugar, sobre el acto de juzgar una obra de arte bajo la égida de la velocidad de la comunicación virtual y de la oscilación pendular de los gustos, si es relevante o no, buena o mala, apreciable o no. La riqueza y diversidad de opiniones, argumentos, convicciones se deberían documentar en video para posteriormente figurar en la lista de discursos filopoéticos. De todos modos, este ejercicio crítico nos hace posibles los desafíos insondables, que son el corazón de nuestro trabajo.

En este jurado tuvimos que trabajar con algunos supuestos, tales como las dimensiones del espacio de exposición, compartiendo en esta edición con artistas contemporáneos nombrados por la comisaria Kiki Mazzucchelli y con las opciones adquisitivas destinadas a hacer la colección de la institución más orgánica.

Así, el jurado ejerció sus funciones con precisión, no sólo en lo que consideró apropiado o no en esta especificidad compleja, sino que también trató de eliminar la presencia del naif ablandado, de los ingenuos seducidos en una atmósfera falsa o aún réplicas de otros creadores. Una tarea desafiadora, que sin embargo permitió una fricción emocionante que, al mismo tiempo, alimenta y cuestiona la producción contemporánea.

El resultado es una esencia concentrada de lo que se produce hoy en Brasil en este segmento que combina la pintura de relativa ingenuidad (hasta la 'crackolândia' el 'lixão' y el reciclaje de residuos figuran como temas), el arte de los outsiders que fascinan por su originalidad (incluyendo sus biografías llenas de historias de humor, sufrimiento o tragedia), además de los maestros que técnicamente se han evolucionado a lo largo de los años, sin perder la poesía (a menudo rústica) y su propia identidad.

Hacemos hincapié en las obras y los artistas galardonados con el Premio de Adquisición, ambas creaciones de Adão Domiciano Pinto, artista de Cuiabá, Mato Grosso, ya conocido de otras bienales por su pintura incisiva, que regresa con la novedad del uso de acuarela sobre papel aplicado sobre lámina. La novedad del material se adhiere de manera satisfactoria y atractiva a la controvertida cuestión de la esclavitud en el siglo XXI, que todavía se encuentra en algunas regiones del país.

La pesca es el tema de Jefer (Jefferson Bastos), de Campo Grande, Mato Grosso do Sul, otro premio adquisitivo, en una tela de sencillo primitivismo en la que el paisaje y los personajes son esquemáticos y los tonos mantienen la levedad de los dibujos infantiles.

Entre los premios de incentivo de relieve están la atmósfera psicológica y el predominio de colores planos de las pinturas de Kaldeira (Maria Caldeira Bochini), de Catanduva, São Paulo; la simplicidad de las bordaduras de Maria Aparecida Machado, de Chapada dos Guimarães, Mato Grosso y las escenas sagradas/profanas repletas de barroquismos de Ilma Deolindo, de Nova Horizonte, São Paulo. Pero también son dignos de los incentivos los colores vibrantes capturados en la propia vida cotidiana en “Retrato Íntimo”, de Enzo Ferrara y el imprevisto obtenido con el manejo de chatarra en “Sueño de Volar”, de Evandro Soares, de Goiânia.

Asimismo, el jurado otorgó menciones especiales a los artistas que llamaron la atención, como Carmela Pereira (Piracicaba, SP), residente pionera del arte primitivo local, Danbeco (Rio de Janeiro, RJ), Joana Baraúna da Silva (São Paulo, SP), Renata Kelssering (São Paulo, SP), José Altino (João Pessoa, PB), Shila Joaquim (São Mateus, ES), Abuela Sandra (Ribeirão Preto, SP).

Además aprovechamos para agradecer la oportunidad de esta reunión con una producción a menudo alejada de los circuitos institucionales, al equipo SESC — siempre eficiente y dedicado — y a nuestros socios del jurado, que mucho nos animaron y cuestionaron, con conocimiento y poesía, en este delicado acto de juzgar.