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El sueño de ingenuidad

Juliana Braga de Mattos

Asistente de Artes Visuales de la Gestión de Acción Cultural — SESC São Paulo

La experiencia de un jurado artístico, cualquiera que sea la manifestación en vista, puede ser doblemente reveladora: si por una parte crea un índice sobre la producción artística en dado momento y espacio, por otra, termina igualmente por enunciar las convicciones y los ideales de los evaluadores que los constituyen — no siempre coinciden al pie de la letra con los artistas.

Tomar la Bienal Naifs de Brasil, que el SESC São Paulo organiza hace más de 22 años, como un punto de inflexión de las cuestiones enumeradas, nos permite algunas reflexiones sobre el panorama actual del llamado arte naif o ingenuo en el país. Una primera aproximación revela cierta disonancia entre el término original y su connotación en estos días, originada en lo que nos parece el remoto siglo XIX para definir, desde el punto de vista europeo, una serie de producciones ajenas a la formación clásica y académica — en resumen, populares — la expresión naif pasó a avecinarse a un universo de creación en que cierto estilo forjado se superpone a lo que antes ha sido expresión poética.

En este sentido, tampoco se puede pretender que el término se enmarque como un reflejo purista de producción que escape a los tentáculos de la comunicación de masas o de los códigos del mercado del arte — viejos conocidos efectos secundarios de nuestro mundo globalizado.

Pero aquí está el reto: precisamente porque conocemos el poder de nuestras tradiciones artísticas vinculadas a sus raíces populares, ¿cuál es la forma de escapar a la voluntad de encontrarnos, en comisión convocada para una tarea tan específica, con una frescura genuina que representa la esencia de un acto de cierta ambivalencia, que escape a los estereotipos al tiempo que no presente una simple mimesis de los falsos valores de la cultura brasileña? Y, por otra parte, ¿cuál es la forma de despojarnos de la idea preconcebida de que el artista “ingenuo” necesariamente viviría aislado de los códigos del mundo contemporáneo — como si no fuera una expresión legítima de este?

Estas parecen ser dos cuestiones importantes que han impulsado las reflexiones y selecciones de este comité. Entre las varias obras inscritas, fue posible recoger un interesante retrato de un Brasil que en las últimas décadas ha experimentado cambios significativos, en el orden político y económico, de algún modo capturados por las representaciones artísticas observadas. Estos cambios no necesariamente favorecen el ejercicio del arte —, pero sin duda revelan subtextos aún presentes en la imaginación acerca del universo naif, en el que resiste una vieja idea de ingenuidad, soñada durante más de un siglo.

La expansión de interpretaciones sobre el arte ingenuo, popular y contemporáneo — y, además, el acercamiento entre los campos de creación — ha constituido una búsqueda incesante de la Bienal Naifs de Brasil, en cada edición, en línea con el compromiso del SESC para asegurar la promoción y el debate sobre la producción artística en el país. En 2012, el camino absorbió entornos más claramente definidos. Esperamos que lo sencillo y lo colorido, lo habitual y lo onírico sean inspiradores al público, ya que el naif así se ha revelado a nosotros, los miembros del comité de selección, a lo largo de un tiempo agradable de investigación y debates.