La obra de Federico Herrero está muy influida por las tradiciones culturales y políticas y por el carácter fructífero de su país de origen, Costa Rica. Sus obras de colores intensos oscilan entre la figuración y la abstracción, y desafían a las categorías tradicionales de la pintura. Además de pinturas sobre tela, Herrero suele realizar trabajos site-especific que combinan diferentes fuentes de inspiración, tales como placas de calle, grafitis, plantas tropicales, las casitas de colores en las zonas rurales y las formas y los íconos del paisaje urbano. En 2001, Herrero ha recibido el premio al mejor artista joven en la Bienal de Venecia. Ha realizado numerosas exposiciones individuales en museos internacionales de países como Alemania, Italia, Japón y Colombia. Su trabajo incluye las colecciones del Mudam, en Luxemburgo, del Museo Santander, en España, del 21st Century Museum of Contemporary Art y el Hara Museum of Contemporary Art, ambos en Japón.