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Tonico Lemos Auad
[Belém do Pará, 1968. Vive y trabaja en Londres]
En sus obras, Tonico Lemos Auad parte de materiales del cotidiano para crear objetos, esculturas e instalaciones que por lo general dependen de un equilibrio delicado para que existan. En el ámbito de lo ordinario y lo irrisorio, el artista opera desplazamientos silenciosos que incrementan el valor simbólico latente de formas y elementos que nos pasan desapercibidos, por lo que se hacen valiosos y permanentes. Estas operaciones implican invariablemente una labor manual específica propia de ciertas zonas o culturas y asociada con materiales y técnicas tradicionales que se transmiten de padres a hijos a través de los siglos. En su obsolescencia ante la sociedad de producción en masa, muchas de estas técnicas hoy se encuentran casi extintas, por lo que hacen que el trabajo de Auad también abarque una amplia investigación y la negociación con cada artesano implicado.
Para Más allá de la Vanguardia, el artista ha producido un conjunto de cinco objetos que forman parte de la serie Sleep Walkers (Sonámbulos), presentada por primera vez en MuHKA en Antuerpia, Bélgica en 2009-2010. Estos objetos se han confeccionado cuidadosamente con encajes de diferentes fuentes, que el artista ya se las adquiere listas, pero luego deben transformarse en elementos tridimensionales en forma de frutas o verduras. En este proceso largo y laborioso, que requiere extrema precisión y cuidado, un encaje portugués, por ejemplo, con su gruesa tela, se corta y se emenda, hilo por hilo, con una delicada pieza de encaje inglés o una pieza de encaje brasileña, de manera que el paso de una para la otra se hace casi completamente indetectable. El ojo vigilante nota los matices en el paso de una trama a otra, lo que pone de manifiesto las pequeñas pero significativas diferencias que revelan no sólo la transmisión de un conocimiento a través de las diferentes culturas, como también las adaptaciones que ha sufrido esta técnica en cada país a lo largo de los años. Estas frutas y verduras hechas de encaje, como si fueran luminarias, cuelgan del techo y están iluminadas desde el interior, lo que nos permite observar todos los detalles de su superficie. Sin embargo, se caracterizan por la imprecisión del trabajo manual que les da un aspecto orgánico, y parecen brotar del techo como plantas exóticas que resultan de algún cruce inusual entre semillas tropicales y europeas.